A raiz de las fuertes lluvias de los últimos meses, la frontera natural del pequeño arroyo del Juncaril entre Albolote y Maracena por el camino de Tínar no puede sortearse a pie. Las piedras que lo permitían permanecen sumergidas varios centímetros, así que habrá que conformarse con ver los campos y el animado camino de Maracena a Atarfe desde lejos. Pronto llegará el buen tiempo y las aguas volverán a su cauce.